Viñetas para la historia (IX). Thimble Theatre. El nacimiento de Popeye



Bajo el título de Thimble Theatre Elzie C. Segar venía contando a los lectores de periódicos desde hacía casi una década las aventuras de Castor Oyl y su colega Ham Gravy. El 17 de enero de 1929 la tira, que se publicaba sin llamar demasiado la atención en el periódico New York Journal, vive un momento crucial en su andadura que marcará casi de inmediato el devenir del argumento y que a la vez supondrá un hito en la línea temporal de la historia del cómic, al presentar en esa fecha a uno de sus personajes más mundialmente populares.

Ese día Castor y Ham inician una aventura que les llevará hasta la isla africana de Dice con la intención de jugar allí en un casino en el que intentarán hacer fortuna gracias a la gallina Bernice. Para tal propósito será necesaria la contratación de un capataz que dirija el barco que les transportará hasta el lugar de destino y Castor Oyl realiza la operación a las primeras de cambio asalariando a un rudo y tuerto marino llamado Popeye.

Aunque una vez que finaliza la historia del casino Popeye deja de aparecer en la tira, en lo que parecía la retirada definitiva de un personaje que no se ajustaba demasiado a los parámetros bajo los cuales se había venido desarrollando hasta entonces la historieta, la reacción del público obliga a Segar a recurrir de nuevo al peculiar marino y lo que en un principio fue un mero personaje secundario que apareció en la prensa por exigencias del guión se convirtió en el protagonista absoluto de una serie que a partir de entonces ni siquiera sería recordada por su título original y sí por el de Popeye the sailor.

Y es que el carácter chabacano de aquel marinero con tatuajes de ancla en los fuertes antebrazos y con una pipa siempre entre los labios cautivó desde su primera aparición a un público quizás demasiado necesitado de esa sencillez en una época que ya se aventuraba como una de las mas duras del siglo XX. Aunque aún hoy siguen publicándose sus historias, Popeye brilló verdaderamente con luz propia desde el año 1929 hasta la muerte del propio Segar en 1938, periodo que sirvió para dibujar una rápida ascensión que llevó al personaje al cine por vez primera en el año 1933 y para afianzar toda una leyenda de la historieta que será recordada para siempre por todos aquellos que tuvieron la gran oportunidad de vivir sus peripecias y las de todo el elenco de personajes que surgieron a su alrededor.