16 Ene 2011 1 comentario
Viñetas para la historia (XI). Calvin & Hobbes. La historia del mapache
A mediados del mes de marzo de 1987 comienza a publicarse en las tiras diarias de Calvin & Hobbes una pequeña historia que resume a la perfección la gran mayoría de las pautas que convirtieron a esta obra en uno de los mayores tesoros de la cultura mundial. Una historia de un niño que descubre algo terrible relacionado con la existencia de cualquier ser vivo y lo supera junto a su mejor amigo.
Calvin, en uno de los habituales paseos que junto a su compañero Hobbes da por el bosque cercano a su casa, descubre un mapache malherido en la carretera. Ayudado por su madre, lo recoge y lo lleva a casa en una cajita de cartón donde le da agua y comida con la esperanza de que el animal salga adelante pese a la gravedad de sus heridas. La historia, que termina de forma trágica para el pobre animal, gira en las últimas tres tiras y nos presenta al pequeño Calvin enfrentándose por primera vez a la disyuntiva de la muerte. Junto a Hobbes reflexionará sobre las pequeñas cosas que hacen de este mundo algo importante y comprenderá al fin que la existencia, aunque inevitablemente finita, se hace más llevadera junto a los seres queridos.
Con una claridad sorprendente, Bill Watterson escribe en apenas 36 viñetas todo un tratado filosófico acerca de la importancia de la amistad y la actitud del ser humano ante la vida y su final. Y lo hace presentándolo al lector a través de la claridad que nos ofrecen los pensamientos de un niño de seis años y su imaginario oso de peluche. Ambos se enfrentarán a uno de los dilemas más importantes que ha de encarar el hombre a lo largo de toda su existencia e intentarán hacerlo comprensible. En cada tira se mezclan de forma magistral emociones muy profundas que nos identifican plenamente con los personajes y con lo que sucede alrededor de ellos, nos hacen penetrar en lo inevitable de los sucesos que se presentan y nos apaciguan el ánimo con la aparición de un chiste final que evita el desastre pero que en modo alguno evita la reflexión ante el tema propuesto y la sencillez con que los protagonistas salen adelante y afrontan la realidad.
Historias como la que aquí se nos presenta lograron hacer de esta serie una obra maestra irrepetible de la historieta. Todo un tratado filosófico colmado de humor que con inocencia y simplicidad expone su complejo y completo punto de vista sobre la realidad de todo lo que nos rodea.
Traducción al español al final de la entrada
Calvin, en uno de los habituales paseos que junto a su compañero Hobbes da por el bosque cercano a su casa, descubre un mapache malherido en la carretera. Ayudado por su madre, lo recoge y lo lleva a casa en una cajita de cartón donde le da agua y comida con la esperanza de que el animal salga adelante pese a la gravedad de sus heridas. La historia, que termina de forma trágica para el pobre animal, gira en las últimas tres tiras y nos presenta al pequeño Calvin enfrentándose por primera vez a la disyuntiva de la muerte. Junto a Hobbes reflexionará sobre las pequeñas cosas que hacen de este mundo algo importante y comprenderá al fin que la existencia, aunque inevitablemente finita, se hace más llevadera junto a los seres queridos.
Con una claridad sorprendente, Bill Watterson escribe en apenas 36 viñetas todo un tratado filosófico acerca de la importancia de la amistad y la actitud del ser humano ante la vida y su final. Y lo hace presentándolo al lector a través de la claridad que nos ofrecen los pensamientos de un niño de seis años y su imaginario oso de peluche. Ambos se enfrentarán a uno de los dilemas más importantes que ha de encarar el hombre a lo largo de toda su existencia e intentarán hacerlo comprensible. En cada tira se mezclan de forma magistral emociones muy profundas que nos identifican plenamente con los personajes y con lo que sucede alrededor de ellos, nos hacen penetrar en lo inevitable de los sucesos que se presentan y nos apaciguan el ánimo con la aparición de un chiste final que evita el desastre pero que en modo alguno evita la reflexión ante el tema propuesto y la sencillez con que los protagonistas salen adelante y afrontan la realidad.
Historias como la que aquí se nos presenta lograron hacer de esta serie una obra maestra irrepetible de la historieta. Todo un tratado filosófico colmado de humor que con inocencia y simplicidad expone su complejo y completo punto de vista sobre la realidad de todo lo que nos rodea.
Traducción al español al final de la entrada
– Papá enterró al pequeño mapache aquí.
– Hace un par de días ni siquiera sabía que existía, y ahora se ha ido para siempre. Lo encontré para nada. Apenas le dije hola tuve que decirle adiós.
– Por algún motivo triste y horrible, me alegra haberlo conocido. -Sniff-.
– Qué mundo más estúpido.
– ¿Sabes, Hobbes? No me explico eso de la muerte.
– ¿Por qué tuvo que morir el mapache? No había hecho nada malo.
– ¡Sólo era pequeñito! ¿Qué sentido tiene que nazca y se lo lleven tan pronto?
– Es perverso o arbitrario. Sea como sea, me da escalofríos.
– ¿Por qué siempre hablamos de estas cosas de noche?
– Mamá dice que morir es tan natural como nacer. Que todo es parte del círculo de vida.
– Dice que no podemos entenderlo, pero que hay muchas cosas que no entendemos y que tenemos que hacer lo que podamos con lo que sabemos.
– Supongo que tiene sentido.
– ¡Pero tú no te vayas a ningún sitio!
– No temas.
Jolan
Ene 26, 2011 @ 22:03:18
Sólo una obra como Calvin y Hobbes es capaz de despertar esa emotividad hablando de temas tan peliagudos. Formidable siempre.