04 Sep 2010 Sin comentarios
Mi tío Magdaleno
|

Cuando el proyecto de publicación independiente llega a su fin y Conti se reincorpora a Bruguera, sus trabajos vuelven a llenar páginas en El DDT, pero el lugar ocupado por Mi tío Magdaleno ahora lo cubría el Rasputín de Martz Schmidt, así que no será hasta el nacimiento de la revista Ven y Ven, en 1959, que la serie vuelva a ocupar un lugar regular en alguna publicación de la casa. Para esta ocasión, el personaje abandonó el bitono por el color completo y la composición cambió a una tira vertical de cuatro viñetas con un pequeño fondo rojo, a modo de negativo fotográfico. La revista, renombrado de cabecera incluido –a partir del número 10 pasa a titularse Suplemento de historietas de El DDT–, fue cancelada en 1960, tras cuarenta números publicados. Casi una década después, a finales de los sesenta, el personaje vuelve a aparecer en la reedición de material de El Jabato que se hace bajo la cabecera Jabato Color. Esta vez se retoma el formato original de seis viñetas y tres tiras, aunque se trata ya de material publicado con anterioridad al que se le han mecanografiado los textos y poco más.
Físicamente, Magdaleno es similar a otros personajes de Conti. La mayoría de las ocasiones viste con traje y corbata y en la cabeza porta un sombrero negro que tapa sus escasos tres pelos. También gasta gafas y al cuello siempre lleva anudado un pañuelo de lunares. Suele ser un hombre tranquilo y muy práctico, sin excesivas preocupaciones, le gustaría ser músico o cantante y alguna vez se le vio trabajando de vendedor a domicilio y hasta paseando a su perro.
Los chistes que Conti elabora en esta serie suelen hacer reír al lector de una manera muy simple pero efectiva y dejan ver a las claras el gran talento del autor. El desenlace de la historia se adivina casi desde el principio y no por eso deja de ser graciosa. No existe apenas malicia y casi siempre se muestra la realidad de las acciones tal cual, sin dar lugar a segundas interpretaciones o a chistes de varias lecturas. El desarrollo de una gran mayoría de historias se lleva a cabo sin diálogo alguno, y no por ello pierden interés frente a las que sí utilizan el recurso del texto.

Ven y Ven nº 9 (abril de 1959)

El DDT nº 294 (enero de 1957)