25 Nov 2011 Sin comentarios

Alley Oop

Mientras trabajaba en los diseños publicitarios para una compañía petrolífera del estado norteamericano de Texas, Vincent T. Hamlin comenzó a desarrollar cierto interés por todo aquello que estuviera relacionado con fósiles y la vida en la Tierra hace millones de años. Y qué mejor forma de plasmar una afición que intentar, siempre que sea posible, desarrollar tu trabajo alrededor de ella. Es así como el 5 de diciembre de 1932 se produce la primera aparición real de Alley Oop de la mano de un pequeño sindicato llamado Bonnet-Brown. Suponemos que el autor nombra a su personaje tomando como referencia la locución francesa allez-oop, utilizada por los trapecistas de circo antes de efectuar alguna acrobacia, ya que el término no será aplicado al baloncesto hasta mediados de los sesenta. Seis meses después de esta primera andadura, el sindicato desaparece y la tira es adquirida por la NEA, que la relanzará ya de forma oficial el 7 de agosto de 1933. El 9 de septiembre de 1934 hará su aparición la primera plancha dominical.

La historia comienza con el protagonista, un hombre de las cavernas dotado de una fuerza prodigiosa, perdido en medio de la selva de Moo y acosado por hambrientos dinosaurios que no le desean nada bueno. Sólo una semana después de su primera aparición se encontrará con Dinny, un dinosaurio que rápidamente se convierte en su mascota y principal medio de transporte. Poco después hallará la manera de salir de la selva y así conocer al rey Guz, a la reina Umpateedle o a su gran amigo Foozy, que siempre habla en rima. A lo largo del camino conocerá también a su novia, Ooola y al asesor del rey, el gran Wizer.

Si bien las primeras historias del personaje transcurren durante la Edad de piedra, el 5 de abril de 1939 el autor introduce en la tira un acontecimiento fantástico que alterará para siempre el orden de la serie. Alley y Ooola son perseguidos por sus enemigos y, aparentemente, llegan a un punto en el que la escapatoria es ya imposible. En ese preciso instante la pareja se encuentra con una máquina del tiempo del siglo XX que, operada por el doctor Elbert Wonmug y ajustada de forma conveniente, servirá para salvar sus pellejos y convertir a los dos protagonistas en ayudantes de campo del doctor. Desde este momento en adelante, cada vez que Hamlin se cansaba de contar historias en la Edad de piedra, las contaba sobre las Cruzadas, el antiguo Egipto, los piratas del Caribe y cualquier otra cosa que le llamara la atención. Conocerán de esta forma nuestro peculiares héroes a personajes tan relevantes como Cleopatra, el Rey Arturo, Napoleon, Shakespeare o Ulises, entre otros muchos. Incluso, en 1947, Wonmug manda a sus ayudantes a bordo de una nave experimental cuyo objetivo será la Luna. Por regla general, los viajes en el tiempo se sucedían en las planchas diarias, mientras que las aventuras en el reino de Moo se reservaban para la tira dominical.

En 1973, Hamlin deja el control de la serie a su ayudante Dave Graue y vive retirado del mundo de la historieta hasta su muerte, veinte años después. A su vez, cuando Graue decide retirarse en el año 2001, dejará la serie en manos de otro ayudante, Jack Bender, que la continuará con ayuda de su esposa, Carol Bender, hasta nuestros días.

Si bien la serie nunca alcanzó cotas de popularidad elevada fuera de su medio natural, salvo alguna que otra colección de cómics que generalmente aparecía para reimprimir sus historias, sí que contó durante toda su andadura con una legión de seguidores extremadamente numerosa y fiel que consiguió hacer que la tira mantuviera un alto nivel de aparición en los periódicos prácticamente desde su creación. En sus buenos tiempos llegó a ser publicada en más de 800 diarios y tuvo el honor de formar parte de la edición que en 1995 emitió el Servicio Postal de Correos de Estados Unidos como reconocimiento a las tiras de periódico más importantes de la historia.