17 Feb 2011 Sin comentarios
Viñetas para la historia (XVI). Peanuts. Snoopy y el carámbano
Algunas de las características fundamentales del famoso perro Snoopy, un personaje que cuenta en su haber con más de cuarenta años de historia, se han ido forjando a medida que los dibujos se sucedían diariamente en las páginas de los periódicos. Su gusto por la cerveza de raíz o lo mucho que le desagradan los dulces de coco, la claustrofobia que siente entre la hierba demasiado alta o el miedo atroz que experimenta ante la sola visión de los trozos de hielo que cuelgan amenazantes sobre su caseta son atributos que el personaje no poseía en esas primeras apariciones en las que interpretaba un papel más cercano a su condición de animal que el que fue desarrollando con el paso de los años a medida que su protagonismo en Peanuts se hacía evidente.
Un momento inolvidable en el devenir de los acontecimientos acaece durante la segunda semana del mes de febrero del año 1960. En esas fechas Charles M. Schulz nos presenta a Snoopy bajo una situación ciertamente desagradable que lo atenaza en el interior de su caseta, impidiéndole realizar movimiento alguno bajo pena de que pueda sucederle una desgracia terrible. La helada de la noche anterior ha formado una gran y muy puntiaguda estalactita de hielo justo encima de su caseta y ahora amenaza con caerle encima y acabar con su vida si se atreve a realizar cualquier tipo de movimiento. Finalmente salvará la vida gracias a que Charlie Brown deja que el olor de una pizza recién hecha se sitúe en el radio olfativo de Snoopy. Las ganas de comer hacen que el animal supere todos sus miedos y salga corriendo hacia la pizza mientras el inmenso carámbano cae y destroza su pequeña caseta, demostrándose así que el drama no era en absoluto infundado.
Lejos de lo que pueda parecer, la situación que se nos presenta es sumamente agobiante y el hecho de que el autor alargue la agonía durante varios días deja en el lector una sensación de ansiedad ciertamente insoportable al final de cada tira que clama por la aparición de la siguiente entrega. El perro, que ya se siente condenado, piensa en la cantidad de vida que aún le queda por disfrutar y en lo absurdo que sería morir de esa forma o tener que pasar el resto de su vida sin moverse. La pequeña historia que nos propone Schulz define en buena medida lo que nos mostró Peanuts a lo largo de casi toda su existencia y en particular durante el periodo en el que sentó los cimientos de su popularidad. Snoopy expone al mundo una condición tan humana como es la actitud ante la muerte una vez se siente fatalmente perdido y sin posibilidad de salvación, adentrándose con sus reacciones en un terreno filosófico complejo que se aleja de lo que a primera vista puede interpretarse de una tira de prensa cuyos personajes principales son una pandilla de niños y un perro.
Un momento inolvidable en el devenir de los acontecimientos acaece durante la segunda semana del mes de febrero del año 1960. En esas fechas Charles M. Schulz nos presenta a Snoopy bajo una situación ciertamente desagradable que lo atenaza en el interior de su caseta, impidiéndole realizar movimiento alguno bajo pena de que pueda sucederle una desgracia terrible. La helada de la noche anterior ha formado una gran y muy puntiaguda estalactita de hielo justo encima de su caseta y ahora amenaza con caerle encima y acabar con su vida si se atreve a realizar cualquier tipo de movimiento. Finalmente salvará la vida gracias a que Charlie Brown deja que el olor de una pizza recién hecha se sitúe en el radio olfativo de Snoopy. Las ganas de comer hacen que el animal supere todos sus miedos y salga corriendo hacia la pizza mientras el inmenso carámbano cae y destroza su pequeña caseta, demostrándose así que el drama no era en absoluto infundado.
Lejos de lo que pueda parecer, la situación que se nos presenta es sumamente agobiante y el hecho de que el autor alargue la agonía durante varios días deja en el lector una sensación de ansiedad ciertamente insoportable al final de cada tira que clama por la aparición de la siguiente entrega. El perro, que ya se siente condenado, piensa en la cantidad de vida que aún le queda por disfrutar y en lo absurdo que sería morir de esa forma o tener que pasar el resto de su vida sin moverse. La pequeña historia que nos propone Schulz define en buena medida lo que nos mostró Peanuts a lo largo de casi toda su existencia y en particular durante el periodo en el que sentó los cimientos de su popularidad. Snoopy expone al mundo una condición tan humana como es la actitud ante la muerte una vez se siente fatalmente perdido y sin posibilidad de salvación, adentrándose con sus reacciones en un terreno filosófico complejo que se aleja de lo que a primera vista puede interpretarse de una tira de prensa cuyos personajes principales son una pandilla de niños y un perro.