Viñetas para la historia (XIX). Li’l Abner. La historia de los Shmoo

En los últimos días de agosto del año 1948 se inicia en la tira diaria de Li’l Abner una aventura que durante cuatro meses supo conmocionar a medio Estados Unidos por su singularidad y crudeza y que rápidamente pasó a formar parte de los momentos más importantes de la historia del cómic, a la par que consiguió cotas de popularidad nunca vistas con anterioridad en un producto de este tipo.

El argumento nos muestra a un Li’l Abner que descubre en un valle perdido a unos curiosos seres llamados “shmoo”, los cuales toman su nombre del curioso sonido que siempre emiten. Los shmoos se reproducen súbitamente, no necesitan alimentarse, mueren de felicidad cuando creen que alguien quiere comérselos y su misión en el mundo es la de proveer al hombre de todo cuanto necesita para sobrevivir, cometido que llevan a cabo de manera inmediata y sin contraprestación. Como es evidente, la aparición de estos singulares seres hace que todo el sistema social y económico imperante quede en entredicho. El capitalismo no tiene sentido en un mundo donde todo lo necesario es aportado sin necesidad de trabajar o de pagar por ello.

Tras el suicidio de algunos hombres de negocios que ven su medio de vida amenazado, los magnates más importantes del mundo deciden hacer frente a la situación y muchos de ellos intentan montar una industria alrededor del nuevo fenómeno. Hay sin embargo uno entre ellos, el conservador Roaringham Fatback, que no está dispuesto a que una nueva corriente de ideas lo invada todo, así que para terminar con el asunto contrata a una pandilla de ultraderechistas que exterminan a tiros y sin dudarlo a todos los shmoos de la tierra y de esta forma la gente tendrá que volver a convivir con su desgraciada existencia. Li’l Abner sin embargo conseguirá salvar a una pareja de ellos consiguiendo con ello la supervivencia de la especie, que retornará finalmente al valle del que jamás debieron salir.

La historia se extenderá hasta la víspera de Navidad de 1948 y cosechará un éxito enorme. La primera recopilación del relato, llevada a cabo por Simon & Schuster, vendió 700.000 copias durante su primer año y fue, como ya se ha apuntado, la primera vez que una historieta pudo equipararse en ventas y popularidad al resto del mercado literario convencional. Con los propios personajes de los shooms se crearon cientos de licencias para la venta de todo tipo de productos relacionados con los simpáticos animalitos.

Al Capp nos presenta una alegoría donde la codicia y la corrupción terminan con todo lo bueno del mundo y estructura una historia ácida, muy crítica y absolutamente fascinante, que cuenta con implicaciones éticas, filosóficas y sociales y que incluso hoy día se sigue utilizando como ejemplo para ilustrar la desigualdad de clases y su dispar integración dentro del sistema capitalista.